de paralelismo icónico que al "Bofa" inconmensurable iconoclasta le sonará a "metaphysicum abstractum". Qué le vamos a hacer.

No está muy claro quién es quién, pero a lo que voy: Cuando Miguel Mihura escribió "Maribel y la extraña familia" (1959) pergeñó un desarrollo dramático distinto a lo esperable de la trama y de los personajes, y lo entintó todo de una extraña bondad que, precisamente por extraña, ni era ni es frecuente. Ha sido una introducción a la edición de la obra publicada en la Colección Austral (cosas de las ediciones) en la que Emilio de Miguel Martínez, en un ejercicio malabarista de erudición e intelectualismo, llega a relacionar la obra de Mihurá con la empanada de J. P. Sartre (ya saben, todo ese lío del otro: ''l'enfer, c'est les autres") la que me puso en el asunto. Aunque debo reconocer que la primera ocurrencia fue puramente fonética.

   

Así que vamos por partes. La filosofía con que Bofarull muestra "sus" serigrafías de otros, eludiendo el medio social en el que se originan, los estamentos que las conforman, el contenido de sus conflictos, de sus dispares sistemas de valores, de oficios o de ideologías (plásticas, quiero decir) nos conduce a una evidencia: el infierno siempre son "los otros". O, volviendo a "otra" de Sartre: "Le moi que je suis, je le suis dans un monde qu'autrui m'a aliéné". Es decir, la postura del impresor se aproxima por un lado a conceptos filosóficos (discutibles hasta el aburrimiento) y por otro a aquella idea de "arte no cultural" que tanto invocaron los defensores del espontaneismo (ingenua utopía al cabo).
SERIGRAFÍA. BAYO, Natalio  
   
En ese sentido por lo menos, en ser la mirada que ve primero, es en el que creo que este personaje Bofarull/Marisa (que no es Maribel) es esencialmente un filósofo, o por lo menos reúne todas las condiciones para serlo, si prescindimos de la crueldad. "La mirada cruel escribe Antonio Saura, otro de la «familia no tiene mucho que ver con el ojo que ríe, sino más bien con el ojo que piensa". Y "Bofa" cuando mira desborda conocimiento del lenguaje visual, de su fondo sentimental (por poner algo existencialista), y nunca obliga a desnudarse a sus actores-