Enmarcada en los actos conmemorativos del 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora y en colaboración con la Concejalía de la Mujer, presentamos en la Sala de Exposiciones de la Fundación Ramón J. Sender/UNED-Barbastro, la obra del pintor altoaragonés Enrique Montañés.

La imagen iconográfica femenina como queda recogida en la Historia del Arte, ha sido tratada de modos muy variados en los distintos períodos históricos: Eva, Lilith, Pandora; sirenas, medusas ofelias; vírgenes, brujas, monjas; diosas, rameras, esclavas; histéricas, visionarias, seductoras...

 

 

 

La mujer es un enemigo adulador y secreto, más peligroso que una trampa (...) afirmaba el inquisidor Jacobo Sprenger a principios del siglo XV. "Cuando más solidamente patriarcal sea una sociedad mayor será su tendencia a producir un misticismo de la feminidad, a considerar a la mujer así corno un enigma", nos recuerda María Ruido en su tesis doctoral citando a Eva Figes y su libro Actitudes patriarcales.

En este contexto histórico nos sorprenden gratamente las mujeres que Enrique Montañés nos presenta en sus cuadros: mujeres calmadas, lectoras, observadoras, pensativas, en ningún caso pasivas. El interés del autor, con un dominio progresivo de la técnica, superior incluso al que nos tenía acostumbrados, se centra en las composiciones, los juegos de volúmenes, el equilibrio armonioso conseguido a través de la sabia utilización del color y la bien calculada distribución de las masas en el lienzo.

 

 

 

En un tiempo en el que los estereotipos difundidos a través de los medios de comunicación de masas pretenden estandarizar a la denominada 'mujer triunfadora” y en el que las prisas nos impiden a menudo establecer un análisis crítico sobre la realidad de lo que se nos vende como modelo, resulta refrescante observar detenidamente a esas mujeres surgidas del pincel de Enrique Montañés. Responden a esa mitad de la humanidad que vive, piensa, trabaja, estudia observa, y que sin duda nos resulta infinitamente más próxima a nuestro día a día que las que aparecen en las portadas de las denominadas revistas femeninas.
Agradecemos al pintor esa mirada plácida sobre el universo femenino que, en épocas turbulentas y con sirenas de guerra atenazando nuestros sueños, nos alejan, aunque sea momentáneamente de esa otra realidad que se repite permanentemente. tal vez desde que el mundo es mundo en situaciones sufrientes la mujer suele recibir la peor parte.

María Jesús Buil
Directora Salas de Exposiciones Uned Barbastro