Un proyecto de debate sobre energía y futuro.
La cuestión de la energía ha recibido muy poca atención, a lo largo de esta crisis, por parte de políticos y medios de comunicación -salvo en aquellos días del verano de 2008 en los que el petróleo alcanzó precios próximos a los 150 dólares por barril- mientras que todos los afanes desplegados para intentar solucionarla, han hecho y hacen, énfasis en la necesidad de reanudar un crecimiento, imprescindible para el servicio de la deuda en que se basa el actual sistema monetario, que ha quedado interrumpido, se supone que temporalmente, por la crisis financiera. Pero ambas actitudes, ignorar la crisis energética y apostar por el crecimiento a cualquier precio, son parte de una particular visión de la economía, que considera la energía y, en general, los recursos naturales, como algo cuya carencia o escasez puede ser solucionada mediante las oportunas inyecciones de capital, en contra de la corriente de opinión cada vez más extendida, sobre todo en los países anglosajones y a la que este proyecto se adhiere, que considera que los recursos naturales son finitos, como consecuencia obvia de la finitud del planeta y que, para algunos de ellos, se está llegando, o se ha llegado ya, al punto máximo en la capacidad global de extracción, lo que se conoce como Peak Oil en el caso del petróleo, y al principio de una progresiva e inevitable disminución del suministro disponible.
El petróleo es energía solar, almacenada a lo largo de 500 millones de años en el interior de la Tierra, que ha sido hasta no hace mucho relativamente fácil de extraer y cuya forma líquida y estabilidad, a temperatura ambiente, lo hacen fácilimente transportable y almacenable. Es además una fuente de energía muy concentrada, por lo que se requieren cantidades relativamente pequeñas para desarrollar gran cantidad de trabajo –aunque este cálculo es discutible, se estima que un barril de petróleo equivale a 14 años de trabajo humano en jornadas de cuarenta horas. Piénsese, por ejemplo, en lo que le costaría a un hombre empujar un vehículo normal de turismo una distancia equivalente a la que puede hacer el automóvil con 159 litros de gasolina-.
La economía globalizada actual es altamente dependiente del petróleo, que proporciona un 90% del combustible necesario para el transporte terrestre y marítimo y el 100% en el caso del transporte aéreo y también el 100% del combustible necesario para la maquinaria agrícola necesaria para sostener la revolución verde, origen de la agricultura industrializada en países en vías de desarrollo, iniciada en los años 50 y que permite la alimentación de miles de millones de personas. Además de combustible, el petróleo proporciona la materia prima para la fabricación de fertilizantes, sin los cuales el suelo agrícola habría perdido hace tiempo su capacidad de producir alimentos, alquitrán para las carreteras, plásticos, productos farmacéuticos, etc.
Es verdad que se han propuesto fuentes alternativas de energía, sobre todo por razones medioambientales pero, tanto por razones puramente físicas como económicas , ninguna de ellas es capaz de sustituir al petróleo. Las razones físicas, sin duda las más importantes, tienen que ver con la concentración, esto es, con el gradiente de energía entre la fuente y su entorno, incomparablemente mayor en el caso del petróleo que en el de la energía solar o eólica, las principales fuentes renovables, sobre la superficie de la Tierra. Tienen que ver también con el hecho de que, hoy por hoy, gran parte de la electricidad y el hidrógeno, - candidatos a sustituir al petróleo como combustible para automóviles, pero simples portadoras, no fuentes, de energía- se obtienen a partir de combustibles fósiles, petróleo, gas o carbón y, en mucha menor medida, de fuentes renovables. Las razones económicas tienen que ver con la práctica imposibilidad a medio plazo, de disponer de la infraestructura y los recursos necesarios para pasar de las experiencias de laboratorio y pista de pruebas, con coches eléctricos o de hidrógeno, a garantizar el transporte global mediante el uso de energías renovables .
El proyecto OLEUS(*), del Centro de la UNED de Barbastro, nace en la estela de otros proyectos, como el de ciudades sostenibles o en transición, para promover en su entorno el debate sobre cuestiones energéticas y en particular sobre la eventualidad de un Pico de Petróleo –Peak Oil- y sus posibles consecuencias,así como sobre las medidas que podrían tomarse para reducir o mitigar su impacto sobre las condiciones de vida de la gente.
El proyecto esta abierto a cualquier persona interesada y tiene su sede en la tercera planta de la UNED de Barbastro –Contacto-
(*) Observatorio Local de la Energía de la UNED en el Somontano de Barbastro