LA MONARQUÍA DE ALFONSO XIII (1902-1931)

UN SISTEMA DECRÉPITO.

El 14 de enero de 1875 llegó Alfonso XII a España y finalizaba el régimen de la agitada y corta Primera República. El 27 de marzo de 1876 se aprobó una Constitución que fundamentaba el sistema llamado de la Restauración, caracterizado porque la soberanía nacional residía en el Rey con las Cortes, pero no en el pueblo, y porque para detentar el gobierno se establecería un turno bianual con las dos ramas monárquicas: liberales y conservadores. Frente a este sistema, disociado de las realidades que sacuden a los súbditos, se posicionarán los republicanos, los socialistas, los anarquistas y los regionalistas.

A los 16 años Alfonso XIII presta ante las Cortes el juramento cosntitucional: Juro por Dios, sobre los Santos Evangelios, guardar la Constitución y las leyes. Si así lo hiciere, Dios me lo premie, y si no, me lo demande. Estas palabras le sentenciarían el 13 de septiembre de 1923.

2326 DÍAS DE DICTADURA: PRIMO DE RIVERA EN EL PODER (1923-1930).

El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña ( Miguel Primo de Rivera) da un golpe de Estado que es aceptado por el Rey. El día 14 se declara el estado de guerra y el 15 se suspende la Constitución.

Comienza un gobierno absoluto de militares (el Directorio) caracterizado por la arbitrariedad, la censura y la represión. Es la respuesta de la extrema derecha para salvar al sistema. El resultado: apaciguamiento de la violencia social y de los enfrentamientos laborales; auge de las obras públicas; solución definitiva por la vía bélica del conflicto de Marruecos. Las consecuencias: oposición subversiva combinada de republicanos, izquierdistas, regionalistas y desencantados monárquicos, que apunta por igual al dictador y a su soporte, el Rey. Alfonso XIII, perjuro por relegar la Constitución, conformará un duunvirato perfecto con el dictador y unirá a la evolución de la Dictadura el destino de la Monarquía.