La convivencia con el entorno natural no es fácil. Siempre existe el riesgo de intervenir, excesivamente, en un equilibrio muy delicado y de alterarlo en un sentido potencialmente desastroso, para lo que hemos demostrado tener medio más que suficientes. Así hemos comprometido la existencia de muchas especies, hemos alterado el medio lo suficiente -para hacer difícil la vida para muchas otras- y hemos tenido que convenir en profesión la conservación de los que nos queda. David era un hombre que se ocupaba, profesionalmente, de proteger la naturaleza, pero tanto él como, sobre todo, la naturaleza, tenían la suerte de que su trabajo le entusiasmara hasta el extremo de considerarlo, como él mismo dijo en alguna ocasión, un privilegio.

Hace ya más de veinte años que él y un amigo suyo, hoy presidente del Fondo de Amigos del Buitre que ambos fundaron, aparecieron por este Centro, por primera vez, con la pretensión de hablar de sus pájaros. Desde entonces hemos tenido la oportunidad de escucharle en algunas ocasiones, de servir de marco para sus magníficas fotografías, parte de las cuales se encuentran en la exposición representada en este catálogo y hemos colaborado con él, o él con noosotros, en uno de los cursos de verano que más demanda han tenido en esta Universidad. En aquel curso tuvimos también a la alumna más joven que ha pasado nunca por un curso de verano: su hija Jara.

Cuando se cumple un año del desgraciado accidente que acabó con su vida y con la de Lourdes, -su primera y mejor colaboradora-, Jara e Iris hemos querido recuperar sus fotografías y sus textos, como un pequeño homenaje a una vida intensa, dedicada a la naturaleza, desde sus múltiples facetas de agente forestal, escritor, fotógrafo y, sobre todo, divulgador entusiasta de un medio cuyo conocimiento y, por tanto, cuya supervivencia siempre deberemos a gente como él.

Carlos Gómez Mur
Director del Centro de la UNED
 

En pocas ocasiones dos amigos llegan con tanta fuerza y tan lejos como David y yo. Aquellos chavales que se conocieron en un muladar allá por el año 1979, nunca pensaron que al cabo del tiempo harían tantas cosas, eso sí, siempre en silencio y con la humildad por bandera. Trabajar duro, muy duro, por nuestras "amigas" las aves rapaces en particular y por el medio ambiente en general. Tal era nuestra pasión que nos llamaban los locos de los buitres. La gente a nuestro alrededor no comprendía por qué dos chavales se pasaban el tiempo mirando los buitres.

Cuando se nace con una pasión como la nuestra y vives en unos territorios donde puedes alimentar esa llama interior en vez de apagarla con el tiempo y los años, cada día ésta se hace más grande y más fuerte.

Por este motivo, cada persona que nos entendía y sentía algo por los buitres, la intentábamos "hechizar" para colaborar con nosotros. y así David conoció a Lourdes, con la que se casaría. También Pepe Chavarri, un chaval de sólo 13 años que tenía tanta pasión por estos animales como nosotros. A Vicente, un barbastrense de honor, serio pero simpático como pocos.

Y estas cinco personas seríamos los "buitrólogos" de los años 80, que posteriormente formaríamos el Fondo Amigos del Buitre (FAB). Nunca olvidaré aquellos años, llenos de sentido para mí. Fueron tiempos de trabajo en los que hacíamos casi de todo: portear comida a los pollitos de "quebranta" en los Pirineos durante sus primeras semanas de vida, o picar suelos de roca para vallar "comederos" con las manos llenas de ampollas, o bajar a los fosos de cadáveres de animales para sacarlos y llevarlos a lugares más a la vista de las aves. siempre con nuestros propios coches o los de nuestros padres, quienes sufrían los malos olores que inevitablemente quedan cuando has transporta en ellos este tipo de "mercancías".

Vicente, por su trabajo, tuvo que dejar de salir al monte, aunque sigue siendo socio fundador del FAB.

A Pepe Chavarri le llamaron las montañas, para las cuales estaba bien preparado. Conmigo empezó a hacer pequeñas excursiones y se hizo alpinista de élite, pero siempre fue un amigo de los buitres. Murió con 31 años escalando en los Alpes, duro golpe para nosotros.

El jueves 8 de abril de 2005 recogía a David en su casa de Barbastro, íbamos a grabar sonidos de quebranta con Eloísa Mateu. Pasamos un día estupendo y grabamos un montón de sonidos de "quebranta". Cuando regresé a casa por la noche llamé de nuevo a David para comentar el día, pues esto lo hacíamos a menudo, pasábamos horas en el monte y luego horas al teléfono, siempre con nuestro monotema. Pero nunca más volvería a verlo, el 10 de abril fallecía en accidente de tráfico.

Y de repente, mi espíritu buitrero se rompía en mil pedazos albergando un caudal de dudas y temores durante bastante tiempo.

Yo sé que desde algún lugar ellos me miran y procuran guiar mis pasos por la tierra.

Espero que las personas que lean esto se paren a pensar un segundo en mis amigos: Pepe, David, Lourdes, Jara e Iris y así, su esfuerzo por la conservación de los buitres se verá recompensado y descansarán en paz.

José Manuel Aguilera

* En los años 90 decidimos abrir la asociación Amigos del Buitre a quienes quisieran colaborar con nosotros. Hoy en día cuenta con más de 150 socios, gente comprometida, desinteresada y con mucha ilusión y ganas de hacer. Pero entre mis mejores recuerdos siempre estarán aquellos años de nuestros inicios, junto con las cuatro personas antes mencionadas.