La palabra mudéjar deriva del árabe mudayyan: "aquél a quien se ha permitido quedarse". Designaba al musulmán sometido al dominio político cristiano. Pero sería erróneo interpretar el mudéjar como un arte étnico. Maestros de obra cristianos hicieron obras mudéjares, y alarifes musulmanes realizaron otras al más puro gusto occidental.
El arte mudéjar es un producto genuinamente hispano que combina elementos y características tanto de los distintos estilos cristianos como del arte hispanomusulmán. Algunas de las constantes de este último serán reconocibles, por tanto, en el arte mudéjar.
En particular, el gusto por decoraciones regulares y uniformes que parecen querer extenderse hasta cubrir todo el plano: la repetición como argumento y la infinitud como objetivo.
El foco mudéjar aragonés presenta características, tanto en la decoración como en algunas estructuras de los edificios, que le confieren una fuerte personalidad y lo diferencian claramente de los otros focos peninsulares.
Arriba a la derecha, decoración de la puerta de la ex-catedral de Roda de Isábena (Huesca), s. XIII. El diseño de la decoración resulta en este caso de la superposición de hexágonos regulares. Los clavos garantizan que las líneas se cortan en los cruces, por lo que se mantienen las direcciones de simetría y el mosaico tiene las mismas características que un embaldosado de hexágonos regulares. Se trata de una obra mudéjar hecha por el hermano canónigo carpintero. Un buen ejemplo de que el mudéjar no se puede reducir a un arte étnico.
A la izquierda, Yesería en el claustro de la catedral de Tarazona, s. XVI. Un embaldosado de cuadrados que enmarcan un motivo muy habitual en el gótico. La complejidad de la celosía se hace patente en el momento en que se advierte que la flor del interior de cada cuadrado gira en sentido contrario que aquéllas con las que está enfrentada por un vértice. El resultado es que los centros de las flores son centros de giro de orden cuatro por los que no pasa ningún eje de simetría del paño. Sólo hay dos direcciones de simetría, las delimitadas por las rectas que forman la retícula de cuadrados. Obsérvese que dos flores adyacentes a una de estas rectas están opuestas simétricamente respecto a ella. Los cortes de estos ejes de simetría son centros de giro de orden dos.
Ángel Ramírez / Carlos Usón
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