El arte textil es sin duda uno de los más antiguos que existen. Las dificultades de conservación de un material tan perecedero como el tejido, cuando no se mantiene en ambientes adecuados, hacen sin embargo que sea extremadamente difícil establecer una cronología rigurosa. Materiales encontrados en sepulturas egipcias y peruanas nos ofrecen vestigios de lo que pudo ser el tejido en la antigüedad y en la Europa mediterránea se tienen pruebas directas de actividad textil entre el cuarto y el segundo milenio antes de Cristo, numerosos relatos de la Iliada y de la Odisea hacen mención al antiguo arte de la tapicería.

El nuevo auge que conoce el Arte Textil en el siglo XX, tras un largo período de decadencia, se debe a la labor de determinados creadores que con un empuje nuevo han conseguido que sus creaciones compartieran espacios expositivos con otras manifestaciones artísticas de vanguardia. Desde la Bauhaus a las Bienales de Lausana aparece un nuevo concepto del Arte Textil donde los creadores-tejedores producen sus obras desde el principio al fin. Aurelia Muñoz, Olga de Amara¡ o Magdalena Abakanowicz son claros ejemplos de artistas que sin abandonar el mundo del tejido exponen sus creaciones en los más cotizados Museos o Centros de Arte.

Isabel Abós y Francesca Piñol, como la joven Lidia que osó desafiar a la diosa Ateneo y acabó convertida en araña, establecen un reto con los materiales -hilos- y nos muestran sus creaciones tras un laborioso proceso de encaje entre urdimbre y trama esperando que el público que se acerque a visitar la Exposición disfrute con los resultados obtenidos.

María Jesús Buil